Maribel Suárez Mancha

lunes, 5 de abril de 2010

PROMISCUIDAD IDEOLÓGICA

                                                 PROMISCUIDAD IDEOLÓGICA
Cuando comenzamos nuestro servicio al prójimo en los años ochenta, los partidos políticos de aquel entonces, se preocupaban y ocupaban por formar ideológicamente a sus dirigentes. Los debates entre dirigentes juveniles en los recintos universitarios, se convertían en acaloradas discusiones, por demostrar quien representaba la mejor ideología, la mejor doctrina, el mejor partido político, y quien estaba en capacidad de ofrecer mejores perspectivas en un probable gobierno, que podía conducir los destinos del país hacia un futuro mejor.

La realidad actual, dista mucho de la vivida en los años ochenta; ahora un importante número de dirigentes son “domesticados como perros para obedecer órdenes a cambio de su galleta”. Ni siquiera conocen la ideología del partido político que militan, están en un partido porque les conviene como particularidad, esperan a que el amo le suelte en algún momento su premio a la obediencia. Los principales culpables de esta situación, son nuestros dirigentes partidistas, quienes prefieren jugar a la promiscuidad ideológica de un importante número de líderes de base, que se venden al mejor postor. Se aprovechan maliciosamente, de un ímpetu sin formación, del desconocimiento de los principios y valores que deben orientar un verdadero partido político, sostén primordial de la democracia venezolana. Estamos ante un país de una promiscuidad ideológica de tamaño colosal, tan ligera como cambiarse de gorra; en el cual sectores putrefactos de la izquierda y derecha se unen para impedir a toda costa que los dirigentes respaldados por un trabajo de calle, por acciones colectivas en la búsqueda del bien común podamos lograr un lugar de lucha que beneficie el colectivo, lo que finalmente se redireccionaría en los logros particulares.

Mercenarios de la izquierda y la derecha, promiscuos ideológicos descarados y confesos, se unen clandestinamente y negocian curules desde las Juntas Parroquiales, Consejo Comunales, pasando por Alcaldías, Concejos Municipales, Gobernaciones, Ministerios, Poder Legislativo y hasta el mismo Poder Judicial; y han llegado hasta la base fundamental de los trabajadores y trabajadoras los Sindicato.

En la Universidad, se repiten y copian los mismos esquemas del país nacional. En la Universidad de Los Andes, tránsfugas de toda índole camuflajeados en un partido político, son la mejor expresión de quienes quieren mantener el poder para celebrar a sus anchas trampas y triquiñuelas. No se unió la podredumbre roja y azul para mejorar la Universidad y el país, no; lo hacen para impugnar candidaturas como la nuestra, traficar cargos, estafar trabajadores; con el único objetivo de que los dirigentes probados por la base en trabajo de calle, no alcancen ningún cargo de representación, porque no tendrán la oportunidad de comprar cerebros que no han sido atacados por el cáncer de la corrupción.

Impedir la promiscuidad ideológica y combatir el cáncer de la corrupción no es tarea sencilla, pero nadie impedirá que levantemos nuestra voz para apoyar los legítimos representantes del colectivo, y para señalar a los politiqueros del excremento, pseudo dirigentes que andan de institución en institución en la metrópolis, con aires de reyecitos usando la bandera de un falso respaldo popular, para alcanzar sus propios beneficios o el de sus caragamaletines, usufructuando la necesidades y esperanzas del colectivo.

Estos sujetos son los denunciantes de oficio, que en otrora tiempos adeco-copeyanos se dedicaban a mancillar y escupir a los dirigentes que no eran “convenientes” para algunos sectores, y que ahora con la chequera universitaria o la del gobierno, son comprados o ellos se venden al mejor postor cual “prostitutas ideológicas” que volvieron a sus viejas andanzas. Hay que recordarle a estos fantasmas que los viejos pecados traen largas sombras.

Combatiremos la promiscuidad ideológica, con formación e información a las bases, que están hartas de los viejos esquemas disfrazados de nuevas cosas, pero pueden estar seguros los impugnadores de oficio del SIPRULA, que le daremos la pelea a ustedes y a los que se le unieron, para intentar torpemente detener la historia jugando a ser los dioses del gremialismo universitario.


Maribel Suárez Mancha

maribelsuarez@ula.ve









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