Maribel Suárez Mancha

sábado, 16 de marzo de 2019

¡No descasaremos, como mujeres, hasta el día que respiremos en libertad!

Protesta de 08 de marzo de 2019
Mérida, Venezuela


Mujeres merideñas de amplia trayectoria, política, gremial, cultural y sindical nos correspondió la responsabilidad de dirigir la protesta de este día, en ocasión de visibilizar aún mas el trabajo de las mujeres durante este mes de marzo. Habiéndose conmemorado el 08 de marzo el Día de la Mujer, el Frente Amplio Venezuela Libre de Mérida, decidió que en la protesta del 09 de marzo convocada por el Presidente Juan Guaidó estaría plenamente representada por mujeres de esta organización.

Tal y como se puede observar en las imágenes y vídeos de tan importante actividad, contamos con la presencia de un número importante de personas de Mérida, quienes a pesar de estar sufriendo por el apagón más lago de la historia de Venezuela, ademas de no contar con servicio de agua, transporte y gasolina, hicieron acto de presencia masiva desde tempranas horas de la mañana. 

El acto finalizó con la decisión clara y contundente de todas las mujeres presentes quienes expresaron:  ¡No descasaremos, como mujeres, hasta el día que respiremos en libertad! 

Dra. Maribel Suárez Mancha
Vocera del Frente Amplio Venezuela Libre del Estado Mérida


Vídeo 1: El Padre nuestro, seguido de la acción de protesta













Video 2: ¡Fuera Maduro!



Vídeo 3: Y seguían llegando más ciudadanos a protestar














Fotografías y vídeo de José Briceño Suárez

Dra. Maribel Suárez Mancha
16/03/2019
Mérida/Venezuela

viernes, 15 de marzo de 2019

Día Internacional de la Mujer en imágenes

08 de Marzo de 2019

Conmemoración mundial del Día de La Mujer





















Dra. Maribel Suárez Mancha
Mérida, Marzo 2019
Venezuela


Fotografías de José Briceño Suárez
Dra. Maribel Suárez  Mancha
Mérida, Venezuela.
Marzo 2019

jueves, 14 de marzo de 2019

Discurso de orden del 08 de Marzo Día Internacional de la Mujer

DISCURSO DE ORDEN
Dra. Maribel Suárez Mancha
Conmemoración del Día Internacional de la Mujer
Mérida, 08 de marzo de 2019


Antes de comenzar nuestras palabras del día de hoy, ofrecemos un minuto de silencio por todas las mujeres que han muerto luchando por nuestros derechos y reivindicaciones laborales, a las irreverentes que se niegan a ser obedientes ante el machismo y/o al gobierno de turno, a las venezolanas que salieron del país en la búsqueda de un futuro y consiguieron la muerte y a nuestras valientes indígenas pemones, a ellas, estas palabras como tributo póstumo.

El papel de las mujeres en las coyunturas transformadoras


Nunca, como hasta ahora, nuestro papel  en todas las culturas y geografías,  ha tenido un papel tan preponderante.Desde ser la organizadora de la célula básica de la familia, principal educadora, formadora de valores y de ciudadanía  hasta tener un papel sobresaliente en las coyunturas históricas trascendentales  nosotras,  cada día,  participamos de manera más activa en política, gobiernos, alcanzando liderazgos inusitados en organismos internacionales,  en los cuales hemos logrado visibilizar nuestra lucha,  no sólo por reivindicaciones desde el punto de vista de género,  sino también por las conquistas de igualdad de oportunidades que ha seguido a lo largo de la historia, sobre todo,  de esa historia electrizante que escribimos estos días cuando se avecina un nuevo amanecer. Si lo vemos de una perspectiva amplia, tendríamos que considerar el hecho de que hemos, como mujeres,  tenido que sortear innumerables obstáculos y esto ha sido un reto de múltiples aristas,  para que nos reconozcan y respeten.

Hoy pasamos de tener papeles de reparto  a ser protagonistas del cambio que vive el país; de ser invitadas inevitables  a jugar un rol preponderante a la hora de marcar la salida a un régimen derrotado;  y, de querer ser a ser lo que somos como marco inquebrantable de objetivos logrados y de metas alcanzadas.

Es que nuestra condición biológica no es limitante ni suficiente para reclamar un lugar privilegiado, es una de las razones esgrimidas desde siempre por el patriarcado. Pero también hemos tenido que estar a la par del varón,  complementándolo y haciéndonos partícipes de un destino común.  En el hogar,  principalmente,  que es donde se forman los valores,  nuestro papel ha sido fundamental en la construcción de la mentalidad,  la sensibilidad y los valores. Esa siembra de valores será cosechada por las nuevas generaciones  con compañeros y esposos cooperadores y no maridos que mandan. Ahí volveremos a ganar la batalla que nos espera: La batalla de la construcción de una sociedad justa que derrumbe a la sociedad corrupta actual,  la batalla que acabe con las mafias, tribus, contrabando y narco estado para que surja,  sin cuestionamiento alguno,  la sociedad donde predomine la convivencia,  el bien común y el respeto al otro así piense distinto.

Históricamente,  la mujer ha estado impulsada por grandes retos que la han llevado a reivindicar su condición femenina sin complejos de inferioridad.  Esta lucha no ha sido fácil,  en primer lugar,  porque los valores patriarcales se han apoderado de los más pequeños resquicios y porque todavía reinan prejuicios y formas de discriminación.  Es una lucha constante que libramos día tras día para reivindicar sus búsquedas trascendentales y,  al mismo tiempo,  construir desde la singular condición que le asiste, un espacio para reivindicarse, y ganar a pulso respeto y consideración en el mundo. Somos consideradas, respetadas y,  sin lugar a dudas, amadas, variables que nos permiten seguir avanzando por la ruta correcta,  sendero que nos lleva a momentos cruciales donde estamos activadas. Somos parte de las luchas más sentidas y de los logros alcanzados y por venir.

En los últimos años,  en América Latina y muy especialmente en Venezuela,  la mujer ha tenido un papel protagónico.  Llamada también no sólo a preservar los valores del hogar,  sino también ha tenido que salir a la calle a enfrentarse con un sinnúmero de obstáculos,  de limitaciones,  de carencias,  en una coyuntura política nada favorable.  Ha sido la mujer venezolana consustancial con las luchas por reivindicar valores democráticos, civiles,  ciudadanos,  y ha sido la mujer quien,  de alguna manera, ha logrado preservar la unidad familiar –cumpliendo simultáneamente las funciones de padre y madre- en medio de la vorágine que ha significado en estos últimos años la diáspora en la vida venezolana.

Muchas mujeres tuvieron que plantearse, por primera vez, la necesidad de salir del país para procurarse el bienestar propio y de su familia. Mujeres que han tenido que atravesar las fronteras a pie, cargando sus hijos en brazos,  como una forma de salvarlos. Mujeres que han entendido que les corresponde no solamente el don de la vida,  sino el deber de preservarla y han tenido que pagar un alto precio, hasta con sus vidas.  Sobre estas coyunturas abundan los ejemplos.  Y los medios de comunicación han dado muestras cotidianas, con lo cual también habrá de escribirse la historia de estos días, con sangre de mujeres venezolanas. Han sido muchas las mujeres que han organizado,  ya dentro de los nuevos paradigmas de la migración,  las formas de preservar la familia, aun cuando en muchos casos, mantenerse unidos  ha sido casi  imposible.

Ahí, también, hemos estado presentes asumiendo la responsabilidad que asumimos para lograr la sobrevivencia ante la crisis nacional, ante la emergencia humanitaria compleja, ante el abandono de las instituciones del Estado y, por tanto, ante la necesidad de buscar otro estado que satisficiera las necesidades de la familia de esos casi 4 millones de venezolanos que partieron de estas fronteras calientes.

La mujer profesional,  la mujer que se prepara través del estudio formal, la mujer que quiere competir, que históricamente ha buscado la igualdad de oportunidades,   también ha estado históricamente presente en nuestro país. Y ha dado ingentes frutos.  Pero la lucha no cesa, hoy más que nunca es necesario pensar en la reconstrucción de la sociedad venezolana y en esa tarea loable que tomará necesariamente múltiples y complejos derroteros,  más temprano que tarde,  tendrán en la mujer venezolana la mejor de las aliadas como,  hasta hora lo hemos sido.

Las mujeres venezolanas somos, aliadas en la lucha de calle, en la disputa democrática, en el cambio y en la transformación. Aliadas siempre con Venezuela y los venezolanos que amen el sentimiento de libertad, solidaridad, paz y unidad.

Ojalá que el papel de la mujer sea consustancial con su dignidad y,  definitivamente,  pueda deslastrarse de las generalizaciones que, en nada,  contribuyen a entender la multiplicidad de facetas que cada una de las mujeres venezolanas ha cumplido.  Y tampoco que se generalice por el hecho de que unas pocas mujeres –BIGOTUDAS- que han estado en posiciones de poder en los últimos años,  se hayan envilecido y mancillando sus cargos por complicidad ideológica,  y hayan dejado de lado la responsabilidad histórica que les dio la República, a ellas desde esta noble tribuna les decimos:

¡Ustedes no nos representan, ustedes nos avergüenzan!
¡La historia política del país y el bravo pueblo venezolano os demandará!

Estamos  obligadas moral y éticamente a que en la función pública la mujer pueda brillar con luz propia,  gracias a nuestra  capacidad,  entrega,  resultados positivos,  sentido de la organización,  pero también a su sensibilidad, a su ejemplo de responsabilidad y visión estratégica a favor del bien y de la reconstrucción de la democracia venezolana.  Hemos nacido para amar y ser amadas. Más allá del sentimiento se impone la pasión y ese ímpetu es ingrediente en lograr lo trazado. Por eso:
¡Vamos bien! ¡Vamos muy bien!

Las mujeres sindicalistas, hemos demostrado una capacidad sin igual para defender los derechos y reivindicaciones laborales desde cualquier cargo que ocupemos, a los cuales hemos llegado por nuestras competencias, capacidad de lucha y en elecciones uninominales en su mayoría. Nuestra labor es ardua, porque tenemos triple trabajo: labores del hogar, las sindicales y las propias de nuestro ejercicio profesional. Se lee sencillo, pero no lo es, ni lo será, sin embargo aquí estamos dando la pelea por lo que por derecho nos corresponde. No venimos a ocupar el puesto de ningún hombre porque nos lo  ganamos con trabajo, capacidad, responsabilidad y transparencia  en el ejercicio de nuestras funciones.
  
La Venezuela que comienza a caminar hacia un nuevo futuro,  necesita de la participación activa de muchas mujeres.  En el hogar y fuera de él,  en todos los lugares donde ha tenido que esforzarse para brillar,  y lo ha hecho con denodado sacrificio, por eso nos atrevemos a expresar: ¡Mujeres, llegó nuestra hora, estamos preparadas para avanzar por VENEZUELA!

Ese esfuerzo no se apaciguará y estamos,  como nunca antes,  comprometidas con la República de Venezuela, con sus símbolos patrios, con su gente,  su idiosincrasia,  con sus instituciones con nuestras montañas hermosas,  con nuestra Universidad de Los Andes,  con nuestros hijos y familia  y con nosotras mismas a no detenernos hasta que respiremos libertad.

En este día especial, en nombre de todas las mujeres venezolanas que han reivindicado su condición en función de una nación próspera,  pacífica y democrática, estamos también llamadas a ejercer el poder: El del bien, la honestidad,  la solidaridad  y seguir siendo el faro de luz que guíe los caminos que fortalezcan la familia,  en especial a la familia venezolana que tanto necesita de su concurso para restituir su valor fundamental como eje de la sociedad que habrá de redefinir el país que queremos,  el país que necesitamos,  el país que nos merecemos.

Más allá de las reivindicaciones por las que hemos luchado históricamente las mujeres, se trata  de superar los complejos de inferioridad y dependencia, la subordinación y la obediencia per se. También, de superar las limitaciones del lenguaje, porque no se trata del intento fallido de utilizar solamente marcas de lenguaje, ni de decir "amigues", "todes", “niñes”, porque se pierden los objetivos verdaderamente trascendentes y no se supera el hecho de transmitir prejuicios, estigmas y estereotipos inaceptables, contradictorios a nuestras luchas históricas y contemporáneas. Y tampoco de reivindicar un falso feminismo – hembrismo-  extremista y militante, que no supera las consignas y  se confunde con la degradación de lo femenino, como estrategia histórica incoada por el machismo, el cual seguiremos combatiendo y rechazando desde nuestra trinchera de lucha, y desde todos  los ámbitos en los que podamos desenmascararlos.

En este día especial, en nombre de todas las mujeres venezolanas que han reivindicado su condición en función de una nación próspera, pacífica y democrática, estamos también llamadas a ejercer el poder: el del bien, la honestidad, la solidaridad y seguir siendo el faro de luz a que guíe los caminos que fortalezcan la mujer y la familia. En especial a la familia venezolana que tanto necesita de su concurso para restituir su valor fundamental como eje de la sociedad que habrá de re-definir el país que queremos

A las mujeres presentes, a las que nos escuchan, a las que nos verán por medio de las redes, les expresamos: llegará el momento de las elecciones libre con un nuevo CNE, llegará  la hora de  reconstruir la democracia desde los cargos de elección popular. Tenemos que postular nuestros nombres para los cargos de Concejales, Alcaldes, Diputados, Gobernadores,  y por qué no para la Presidencia de la República de Venezuela.Llegó la hora de estar presentes en los espacios de decisión, donde se establezcan las políticas  públicas para que la visión de las mujeres, de lo femenino, incida de forma definitiva en la salud, educación, economía, agricultura, cultura, deportes, en la dirección legislativa, ejecutiva y  hasta militar.

Alguna vez llegué a esta ciudad desde Trujillo con una maleta cargada de ilusiones a continuar mis estudios profesionales de maestría junto a mi hijo, compañero en el andar,  pero también llevaba de equipaje la voluntad que nos ha permitido superar la injusticia, la deslealtad,  el prejuicio,  la calumnia y todo aquello que algunos seres humanos usan como mecanismo para quebrantar al luchador. Nada fue suficiente para derrotar la voluntad que venía guardada en mi maleta y esa misma voluntad está, hoy,  totalmente al lado de Venezuela,  de los venezolanos,  de Los Andes y de los andinos para lograr liberarnos de este yugo que se impuso y hoy comienza a dar sus últimos respiros.

El alto honor que se me ha concedido y agradezco altamente  desde la Gobernación del estado Mérida y desde el Instituto Merideño de la Mujer y Familia, me ha permitido desde esta digna tribuna como lo es la Plaza Bolívar, expresar en esta fecha tan especial y transcendente algunas modestas palabras hilvanadas desde nuestra propia circunstancia , para colocarnos en el centro de la verdad, redefinir nuestras responsabilidades en el Plan País, y consolidar la presencia de las mujeres en todos los espacios de decisión política del mundo. Reflexiones de una madre divorciada, sindicalista de alma, vida y corazón, profesional universitaria perteneciente a la clase trabajadora, a la cual me debo y me honro en representar como mujer venezolana.

Para concluir, frente a ustedes y al bravo pueblo de Mérida, y muy especialmente ante nuestras mujeres hoy en su día lanzo estas líneas al viento:

Encontremos en nosotros mismos, la fuerza indómita de nuestra conciencia, para que todas nuestras voces, se unan en un solo canto, todas nuestras manos se unan en un solo compromiso, todos nuestros brazos se unan en una sola obra, y todas nuestras mentes se unan en una sola tarea:
¡Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres!
¡No descasaremos, como mujeres, hasta el día que respiremos libertad!


Dra. Maribel Suárez Mancha
Presidente de INPRESIPRULA
Directora Ejecutiva Nacional de la Central de Trabajadores ASI-Venezuela
Mérida, 08 de marzo de 2019




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Fotografías de José Briceño Suárez
Dra. Maribel Suárez  Mancha
Mérida, Venezuela.
Marzo 2019