Maribel Suárez Mancha

lunes, 17 de junio de 2013

ULA huelga de hambre llega a su onceava jornada

Huelga de hambre ULA 1

LA huelga de hambre llega a su onceava jornada

Estudiantes y profesores protestan con hambre por un presupuesto más justo. Se cuentan más de 270 horas de huelga


El Rectorado de la Universidad de Los Andes, un histórico edificio que alberga las oficinas del tren rectoral de la casa de estudios y que año tras año sirve de recinto para graduar a centenares de profesionales, desde hace 11 días es el refugio para estudiantes, profesores y el sacerdote de la ULA, quienes se han sumido en una huelga de hambre por un presupuesto “justo” para las universidades autónomas en medio de un paro nacional que, de momento, parece no tener un final cercano.

Los huelguistas, cercados con bancas y cuerdas y custodiados por un equipo logístico con franelas del Movimiento 13, pasan las horas acostados en colchonetas, leyendo o saludando al montón de curiosos y solidarios que día tras día les acompañan desde lo lejos, lanzándoles mensajes de ánimo o tomándoles fotos. Quince de ellos llevan sin comer desde el 05 de junio, día en que dio inicio la huelga. Otros se han sumado progresivamente y muchos otros, especialmente académicos, se han incorporado haciendo “ayuno profesoral” de 24 horas. El día jueves se sumó Reinaldo Muñoz, párroco de la Universidad de Los Andes quien declaraba a la prensa que “no podemos hacernos los perros mudos ante tantos problemas que tiene el país.” Este viernes, como forma de radicalizar la protesta, Carlos Ramírez, un estudiante de FACES, se cosió los labios. La sutura, hecha con hilo negro, cerca de la comisura izquierda le impide pronunciar bien, pero ha alcanzado a decir frente a la prensa que “esta es una forma de decirle al Gobierno que hoy nos cosemos los labios para que nuestro silencio retumbe en su conciencia“.

Todas las paredes, desde la fachada hasta el hall del Rectorado, donde se encuentran apostados los huelguistas, han sido forradas con pancartas y afiches alusivos a la indignación estudiantil. “No pueden ser terroristas los que defienden la universidad”, se lee en una. En otras, mensajes increpando al ministro Calzadilla. La que más destaca es la que dice “La vida por la educación”, un radical mensaje que decora el epicentro de esta protesta. Las convicciones de los estudiantes les hacen incluso ignorar las consecuencias que el no ingerir alimentos les podría producir: Desde daños en algunos órganos vitales como los riñones y el hígado, hasta la muerte por inanición. No les importa. A algunos, a los que llevan desde el inicio de la huelga, ya se les ve un poco debilitados en medio de las cobijas. Para protegerlos de cualquier infección siempre llevan tapaboca y se les ha aislado para evitar cualquier contagio. Desde una esquina les acompaña la estatua de Fray Juan Ramos de Lora, quien fuera Primer Obispo de la Diócesis de Mérida y fundador en 1785 del seminario que más tarde se convertiría en la laureada Universidad de Los Andes. 

En un acto de picardía estudiantil, Ramos De Lora lleva puesto también un tapaboca.
La huelga, que ya ha superado las 270 horas, se realiza en simultáneo con otras que se llevan a cabo en los núcleos de la ULA Táchira y Trujillo, en la Universidad del Zulia y en la Universidad Carabobo. También se realiza en medio de un paro nacional indefinido en el que las casas de estudio autónomas han cesado por completo sus actividades, lo que mantiene en vilo el desarrollo del año académico y ha radicalizado el enfrentamiento con el gobierno de Nicolás Maduro quien, por su parte, ve “inviable” el aumento del 180% que solicitan e insinuó el miércoles en Mérida que quienes presiden las universidades han malversado los fondos y sólo pretenden desestabilizar al país a través de un golpe de Estado.
Entender esta huelga, en medio de una polarización política y de un enfrentamiento con el gobierno, no es tarea fácil. La pugna, que se mantiene desde la presidencia del fallecido Hugo Chávez, tiene innegables tintes políticos pero está sustentada en una solicitud de reivindicaciones salariales para los trabajadores quienes se han visto afectados debido a los escasos recursos para la academia que tiene cerca de cuatro años sin aumentarse. El presidente de la República ha desestimado esas acusaciones diciendo que “a las universidades del país no les han faltado los recursos (…) Se han enviado varios miles de millones de bolívares por años, no les fallamos nunca.”

Luego del anuncio de la FAPUV (Federación de Asociaciones de profesores universitarios) a finales de mayo de irse a un cese definitivo de actividades 10 de las 18 universidades se sumaron al paro. Días más tarde, la incorporación de las dos casas de estudio más influyentes del país -la decisión se tomó a través de comicios- la Universidad Central de Venezuela y la Universidad de los Andes, intensificó la batalla al movilizar las calles y hacer huelga de hambre en algunos puntos del país, lo que ha puesto en un serio aprieto al Ejecutivo Nacional. Anoche, el ministro Pedro Calzadilla, desde la televisora pública Venezolana de TV, anunció con bombos y platillos que el aumento salarial de los trabajadores se haría en tres partes: 25% en enero de 2013, 25% en mayo y el otro 25% en enero de 2014. Aún no se ha oficializado la respuesta de las universidades pero las espontáneas reacciones de los estudiantes en huelga desde el Rectorado de la ULA son claras cuando dicen que rechazarán la propuesta y que se mantendrán allí hasta conseguir lo que piden.

A la pregunta ¿Por qué estás en huelga?, casi todos responden al unísono: “Por mi universidad, por un presupuesto justo. No quiero que mi casa de estudios siga viéndose afectada.” ¿Y realmente vale la pena? ¿No te preocupa tu salud? “No. Nuestra salud está en manos del gobierno. De ellos depende si nos quieren ver morir.” Hoy es sábado y les acompaña el diputado opositor William Dávila, quien se ha sumado a la huelga en un ayuno de 24 horas. Pese a que el día está lluvioso, el Rectorado de la ULA está más colapsado que ayer. Entra y sale gente. Así ha sido todo el día. Los visitantes, que se aglutinan al frente de los huelguistas, les sacan fotos, se quedan mirándole por largos minutos y les dan muestras de apoyo. La señora Marcela Gutiérrez, una mujer de 64 años, nos dice que “ellos son el futuro del país, tenemos que apoyarlos”. Son las 12 del mediodía y ella, desde lo lejos, les hace la señal de la cruz.
 Jau Ramírez
@JauBuitre
Estudiante de la Escuela de Filosofía UC

Publicado por on Sábado, junio 15, 2013 ·