María Eugenia Hermoso | ÚN.- La oficina de Atención a la
Víctima (Aragua) recibe un promedio de cinco denuncias diarias de
agresiones contra mujeres. Entre el mes de agosto de 2012 y diciembre,
del mismo año, se reportó un promedio de 30 denuncias cada fin de
semana. Este año, la cifra se incrementó a 60, entre sábado y domingo,
durante el mismo lapso, indicaron fuentes de la instancia.
En la ONG Gran Alianza de Mujeres de Aragua se atienden cerca de 30 denuncias de violencia de género cada fin de semana. La mayoría de los reportes son por agresiones físicas y psicológicas, afirmó Ruth Rodríguez, presidenta de la organización.
“Se decía que la violencia a la mujer era algo cultural y de educación. Y resulta que nos encontramos con mujeres que callan y lo aguantan todo a cambio de status y posición”.
En el Instituto de la Mujer de Aragua, IMA, reposan unos 1.100 expedientes de féminas que buscaron ayuda, acusaron y denunciaron a sus agresores pero que no volvieron para lograr ayuda jurídica y psicológica. Las denuncias corresponden a este año.
Maigualida Gutiérrez presidenta del Instituto y la Secretaria de la Mujer, indicó que han desarrollado programas que buscan enseñar a las mujeres a utilizar la Ley (derecho de las mujeres a una vida libre de violencia) cuando son vulnerados sus derechos. “Algunas no saben formular una denuncia y otras no saben que existe una ley que las ampara. Este desconocimiento hace que se cohiban de denunciar”.
Condena. Sin embargo, muchos de los casos no avanzan hacia la condena del agresor. De ahí la importancia en la atención a las víctimas. La apatía en el procesamiento de las mismas “raya en la delgada línea entre la violencia institucional y la indiferencia que, a fin de cuentas, es lo mismo”, dijo la Defensora Gabriela Ramírez en su discurso de apertura en las jornadas de atención a la víctima dictado empleados públicos en Maracay.
En la ONG Gran Alianza de Mujeres de Aragua se atienden cerca de 30 denuncias de violencia de género cada fin de semana. La mayoría de los reportes son por agresiones físicas y psicológicas, afirmó Ruth Rodríguez, presidenta de la organización.
“Se decía que la violencia a la mujer era algo cultural y de educación. Y resulta que nos encontramos con mujeres que callan y lo aguantan todo a cambio de status y posición”.
En el Instituto de la Mujer de Aragua, IMA, reposan unos 1.100 expedientes de féminas que buscaron ayuda, acusaron y denunciaron a sus agresores pero que no volvieron para lograr ayuda jurídica y psicológica. Las denuncias corresponden a este año.
Maigualida Gutiérrez presidenta del Instituto y la Secretaria de la Mujer, indicó que han desarrollado programas que buscan enseñar a las mujeres a utilizar la Ley (derecho de las mujeres a una vida libre de violencia) cuando son vulnerados sus derechos. “Algunas no saben formular una denuncia y otras no saben que existe una ley que las ampara. Este desconocimiento hace que se cohiban de denunciar”.
Condena. Sin embargo, muchos de los casos no avanzan hacia la condena del agresor. De ahí la importancia en la atención a las víctimas. La apatía en el procesamiento de las mismas “raya en la delgada línea entre la violencia institucional y la indiferencia que, a fin de cuentas, es lo mismo”, dijo la Defensora Gabriela Ramírez en su discurso de apertura en las jornadas de atención a la víctima dictado empleados públicos en Maracay.
En el Instituto de la Mujer de Aragua, IMA, reposan unos 1.100 expedientes de féminas que buscaron ayuda
El caso de Marbelia Margarita Martínez, golpeada y
enterrada viva por su cónyuge Alí José Romero Verde (48) estremeció a La
Victoria, donde ocurrió el hecho el pasado mes de diciembre. La
pareja, con tres hijos, tenía 23 años de casada. Martínez había
denunciado a Romero en cinco oportunidades ante el Ministerio Público.
Aunque Romero fue condenado a 19 años y 8 meses de prisión no siempre se alcanza la justicia. María Rosa -nombre ficticio- tiene 32 años, dos niños, una carrera profesional, un esposo y un secreto a voces. Hace 12 meses su vida cambió de la noche a la mañana cuando su pareja la golpeó. Carla, su amiga, le recomendó denunciar al agresor. “¿Cómo hacerlo si es el padre de mis hijos?”, se pregunta al excusar a su pareja.
“Él perdió el trabajo, las deudas lo agobian y por si fuera poco se entregó al licor”, manifestó. “Él no era así. Yo lo he menospreciado y por eso que me golpeó en la cara hasta hacerme sangrar. Además, una vez fui a denunciar y el funcionario me trato muy mal. Pienso que soy culpable de vivir en este infierno”.
Aunque Romero fue condenado a 19 años y 8 meses de prisión no siempre se alcanza la justicia. María Rosa -nombre ficticio- tiene 32 años, dos niños, una carrera profesional, un esposo y un secreto a voces. Hace 12 meses su vida cambió de la noche a la mañana cuando su pareja la golpeó. Carla, su amiga, le recomendó denunciar al agresor. “¿Cómo hacerlo si es el padre de mis hijos?”, se pregunta al excusar a su pareja.
“Él perdió el trabajo, las deudas lo agobian y por si fuera poco se entregó al licor”, manifestó. “Él no era así. Yo lo he menospreciado y por eso que me golpeó en la cara hasta hacerme sangrar. Además, una vez fui a denunciar y el funcionario me trato muy mal. Pienso que soy culpable de vivir en este infierno”.
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