Para el economista y premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, los microcréditos no son la panacea que terminará con la pobreza, sino sólo una herramienta más en el intento por erradicarla.
"Los microcréditos son sólo una pieza en el puzzle de
medidas que pueden sacar a la gente de la pobreza" dice el autor de
este instrumento financiero y fundador del Grameen Bank en Bangladesh, a
la edición del 11 de octubre de 2013 de la revista Expansión.
El
banquero de los pobres, como es conocido popularmente, señala que hay
muchos problemas que enfrentan las poblaciones de bajos recursos que los
microcréditos no pueden solucionar, como las deficiencias en los
servicios sanitarios, el acceso a la educación y desarrollo tecnológico.
El
microfinanciamiento consiste en préstamos de cantidades muy pequeñas y a
plazos muy cortos que las entidades financieras conceden a familias
pobres, excluidas del sistema bancario tradicional, para que puedan
iniciar una actividad productiva.
Según el Comité del Nobel,
Yunus, considerado el padre del financiamiento moderno, se hizo
acreedor al reconocimiento por "su desarrollo de los microcréditos como
un instrumento cada vez más importante en la lucha contra la pobreza".
Su
proyecto nacido en 1976 comenzó como un pequeño experimento que se
expandió rápidamente por todo el mundo. Hoy, al menos 142 países tienen
programas públicos o privados de microcréditos, según el Banco Mundial.
Por: Gonzalo García |
Viernes, 15 de noviembre de 2013 a las 06:00
Son sólo una herramienta y no terminarán con la pobreza, admite su creador y Nobel de la Paz.
"Pobreza no desaparece con microcréditos"
Pero
los detractores de esta herramienta dicen que no sólo no es la panacea
para acabar con la pobreza, sino que crea más pobreza debido a las altas tasas de interés que cobran las empresas.
En
2008, por ejemplo, miles de deudores crearon en Nicaragua el Movimiento
No Pago en protesta por los intereses tan altos que imponían algunas
instituciones de microcréditos. Y en 2010, en India, el gobierno del
estado de Andhra Pradesh acusó a las microfinancieras de sobre endeudar a
los clientes y dictó una ley para reestringir su actividad.
Otro
problema de este modelo es que muchas empresas los ven como una
oportunidad de mercado para generar lucro y no para un bien social, una
situación muy común en México.
Muhammad
Yunus admite que el microfinanciamiento "no es algo mágico" y no oculta
que hay abusos. Pero defiende la importancia de su invento y ahora que
es jubilado de su cargo de director ejecutivo de Grameen Bank promueve
otras alternativas a través del Think Tank Yunus Centre, desde el que defiende una nueva vía económica: el negocio social.
Este
se basa en empresas sin fines de lucro que tratan de cubrir las
carencias de las comundiades pobres y para promoverlas en México, acudió
al Centro Fox en Guanajuato, donde recibió a la revista Expansión.